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Buenos días seguidoras/es,

Hoy queremos contaros un poquito cómo fue la experiencia de tener a Marti Michell, una quilter de tal experiencia en Komola Krafts.

“Hay cosas en la vida que despiertan mucha inquietud e incluso asustan antes de que ocurran, pero sabes que debes apostar por ello porque, sin duda, merecerá la pena. Cuando esperas recibir en tu casa a alguien que lleva 42 años acumulando conocimiento en el mundo del patchwork y el quilting, no puedes evitar que ese sentimiento nazca y te tiemblen las piernas… ¡La gran Marti Michell nos iba a visitar en Komola Krafts durante un fin de semana!

La historia comenzó cuando la abordamos en un pasillo durante el festival Carrefour de Sainte Marie Aux Mines, en Alsacia (Francia) del año pasado. Pasaba junto a nuestro stand y no pudimos perder la oportunidad de hablar con ella durante un ratito, que al final fue más de una hora. Nos reencontramos el pasado mes de mayo en el QuiltMarket de Salt Lake City (Utah, USA) y allí fue donde le empezamos a dar forma a esta aventura.

“¿Te gustaría venir a dar clase a nuestra tienda en Madrid?” Marti Michell, sin titubeo alguno, respondió con un contundente “Sí” que nos provocó esa sensación de orgullo que sólo provocan los grandes logros entremezclado con un Jesús-María-y-José-dónde-nos-estamos-metiendo que nos engulló de pies a cabeza.

Meses de trabajo, nervios, carreras y preparativos concluyeron el pasado fin de semana en dos eventos increíbles, donde no sólo pudimos ofrecer a nuestr@salumn@s la maravillosa oportunidad de compartir su tiempo con la increíble Marti Michell, sino que además disfrutaron aprendiendo técnicas, historias, trucos y conceptos dispares de esta increíble mujer nacida en una granja a quince millas de Des Moines, la capital de Iowa (USA). Hoy en día vive en Atlanta, Georgia, donde ella y su esposo Richard abrieron su empresa, From Marti Michell, hace 45 años; y en eso andan todavía, ideando herramientas de metacrilato y escribiendo en papel sus trucos para hacer a las quilters de todo el mundo la vida mucho más fácil. La conocíamos como genio del patchwork, pero, sin duda, nos ha sorprendido tanto si cabe, o más por su calidad como ser humano y es que Marti Michell nos ha dejado una profunda huella a todos los que compartimos esos días con ella.

Durante el fin de semana no paramos de reír, disfrutar y compartir conocimientos y vivencias con los asistentes a las clases. Un grupo estupendo, ameno, diverso, dinámico, curioso, respetuoso y participativo. Es un gustazo crecer al lado de buena gente que se deja querer. ¡Gracias por enriquecer a Komola con vuestro cariño!

No creo que tardemos mucho en volver a Marti, pero… ¡eso es algo que os contaremos más adelante! De momento, paremos el tiempo en ese punto exacto en que todos cómplices, riendo a carcajadas, prometimos crear el club del 1,414… ¡algo tendremos que hacer!